Vos, que vivís
con la misma intensidad del fuego
que me enseñó el poder
de las convicciones
y a siempre tener
un buen argumento.
Vos, con tu libertad sujeta
al tobillo de un zorzal.
Te digo,
que siempre estará ahí
el lugar
que elegiste no ocupar
y que llené con los libros
que no te pude devolver.
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