Me bastaba con llegar,
sentarme cerca
y esperar
a que comenzara
esa costumbre tuya
de dibujarme un infinito
en la palma de la mano.
-
De corrido, sin pausa
paseabas el dedo
hasta qué esa manía
de mostrarme afecto
se volvía insoportable,
y yo rápido
la cerraba.
la cerraba.
-
Ahora pasan los días
y el único entretenimiento
es imaginar
la vida con extraños.
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