lunes, 8 de julio de 2019

Me tocó a mi.

Que picardía la del tiempo, que pasaba sabiendo que el destino nos separaría y así y todo dejaba sin que me diera cuenta, que me enamore de tus defectos.
Y el último grano, de ese reloj de arena que fue nuestro, acabó conmigo sin dar ventaja, casi tan rápido como el alcance de una bala perdida.

domingo, 7 de julio de 2019

Alzheimer.

Los recuerdos estan hechos de cristal. Son tan frágiles como una rosa florecida dentro de una cajita cristalina. Si los tocas mucho se le caen los pétalos y si los agarras muy fuerte, te podes pinchar.
Son tan inevitables como respirar y a veces llegan en forma de reminiscencia. Recordar se hace con nostalgia, si no, no es recuerdo. Considero poco probable poder sumergirse en algún rincón de la memoria, sin sentirse un poco miserable.
A los recuerdos se los respeta, porque son un un pedacito de lo que alguna vez fuimos, son resistencia y son lucha, porque llevarlos dentro a veces puede dar batalla.
Sin memoria y sin recuerdos somos un envase vacío.
A veces, me pregunto como harán aquellos que padecen la terrible desgracia de no poder recordar, aún así, sin saberlo. Y otras, en algún que otra ocasión, les tengo envidia.


"Los recuerdos son demasiado dolorosos para tocarlos" J.R Johansson

Money, honey.

Mi vida es como mi billetera,
Ando siempre sin un mango.
A veces, porque mi cuenta está en dos cifras y otras por pereza.
Me cobran $140 y en la billetera tengo $150.
Soy a la que veces la suerte acompaña,
y muchas otras,
la obliga a ir al cajero.

Carta al deprimido.

Te escribo esto con el único fin de recordarte cuánto te quiero y te extraño.
Estás muy lejos pero te tengo muy presente siempre. También te escribo sabiendo que tus días por St. Paul no están siendo los mejores y que tus ánimos no están en sus notas más altas. Entendiéndote (por experiencia propia) y abrazándote a la distancia. Deseando que -sea lo que estés sintiendo- pueda sanar prontamente (así será).Pero lo más importante que quería recordarte es que, sin tristeza no hay alegría y sin debilidad no hay fuerza de voluntad que valga. Y no son solo antónimos, son una prueba hecha palabra de que el lado Malo tiene lado B-ueno.
Y detrás de esos días nublados hay arcoíris y más poderoso que la aflicción es el alborozo. Es cuestión de sacar tu esencia a brillar, que solo está un poco opaca, pero no hay pomada que no la pueda lustrar! Eso lo tenes que saber. Y también, que ninguna distancia financia el olvido, que del otro lado del charco tenes a muchos que te apoyan y te aman.
Y Yo no soy una excepción.
Te quiero muchísimo.
Coni.

El amor fuera del libro.

Leo en un montón de libros y escucho en un montón de canciones que el desamor pasa y las heridas profundas se vuelven a llenar, pero sin dejar de mostrar que allí alguna vez estuvieron. Me cuesta creer cuando dicen que es cuestión de hacerle frente a la tristeza, para poder sanar. Como cuando somos niños y le tememos a que haya alguien en nuestro placard y nos dicen que debemos ser valientes y abrir sus puertas, para así verificar que no era más que una absurda ilusión. Sin embargo no se a que más le temo, si al abrir la puerta encontrarme con el vacío o que me devore el monstruo de la nostalgia y retroceder más casillas de las avanzadas. Porqué es así, cuando nos arriesgamos y tomamos coraje para vencer el miedo, siempre con algo nos encontraremos: con la nada misma o con todo aquello a lo que temíamos.
No sé si estoy preparada para enfrentarme a cualquiera de las dos incógnitas. Nunca fui muy valiente, casi siempre elijo quedarme donde sé que no me pueden hacer daño, aunque a veces hasta en el mayor lugar de comfort, me agarren desprevenida.

La soledad después de un flechazo


Me maquillo para todos, para nadie.
Después de vos, no pretendo 
que alguien se enamore de esta cara lavada
Ni de este corazón,
lleno de polvo.

jueves, 4 de julio de 2019

Historias añejas.

Nadie narraba historias con la misma euforia y vocación que la de mi abuelo. Las tardes de frío y de chocolate caliente acompañaban sus relatos y, cada sorbo, incrementaba la imaginación, dejándome siempre con ganas de otra taza. Era evidente su destreza para sumergirme en un mundo paralelo de fantasía donde el living se transformaba en bosque y el cielo raso en cielo azul.
Dentro de su catálogo había varios tipos de cuentos, leyendas y mitos. Aún así, yo tenía uno preferido, que destacaba sobre el resto porque su final era distinto a todos. Una vez acomodada en el sillón, el viejo silbaba una melodía meliflua con aires medievales que daba comienzo a la historia. Se trataba de una leyenda urbana, donde el protagonista era un dragón a quien todos le temían y en la cuál pasada cierta hora del día, los habitantes del pueblo tenían prohibido salir de sus casas.
No se sabía mucho del protagonista, solo que se adentraba en un bosque llamado Aznatsnoc y, según los dichos, su vivienda era una cueva oscura rodeada de huesos y adornada con huellas gigantes teñidas de carbón. Muchos pueblerinos habían intentado más de una vez adentrarse entre la maleza para acabar con él y con el miedo que les proporcionaba. El "reptil evolucionado" cómo muchos le decían, era todo un misterio. En verad, nunca nadie lo había visto, pero sí podían distinguir a la distancia sus llamaradas que sobresalían entre los árboles.
Cada nueva información o mínimo detalle que lograban conseguir los valientes, se pasaba de boca en boca. El pueblo debía mantenerse informado para evitar una desgracia. Le rendían ofrendas en medio del bosque que, al cabo de una semana, desaparecían por completo. Consideraban que era una suerte de pacto para que se mantuviera tranquilo. El tiempo transcurría y el dragón seguía vivo en los labios y memoria de cada generación que pasaba.
Luego de muchos años, las ofrendas dejaron de ser recogidas y las llamaradas de ser vistas. El pueblo estaba confundido, pero la leyenda se había transformado en parte de su historia. Pensaron que quizás el enorme reptil se había marchado o que estaba muy viejo y que, al fin, había decidido dejar de cobrarle al pueblo para descansar en paz. Fueron muchas las conjeturas y muy pocas las certezas.
-Vaya épocas de travesuras- dijo la anciana ardilla mientras se mecía en su antiguo sillón.
Sentado frente al fuego con sus nietos alrededor agregó -Pensar que me convertí en leyenda, con un encendedor de lata y unos buches de gasoil- dijo y largó una breve carcajada -Algún día ustedes también tendrán un gran secreto que se convertirá en historia. Los pequeños lo miraban con los ojos grandes; -Contános otro abue!- se escuchó desde un rincón.
 Y él viejo sonrió.





Dialogo profesional

-Sabes qué Marie, a veces me preocupa entender a fondo los problemas de los pacientes psiquiátricos, maníacos, bipolares, trastornados o dep...